Rory Gallagher, ¿qué decir de él? Guitarrista irlandés inmenso, de voz rota y Strato machacada, merecedor de haber llegado a lo más alto y ser más conocido por el público.
Lo tenía todo, muy buenos temas y una forma de tocar de otro mundo, pero no tuvo la suerte de otros, aunque cualquier buen aficionado al blues lo conozca.
Nos dejó a mitad de los 90 y nos quedan discos de cabecera como su magistral directo Irish Tour 74, sus discos de estudio Deuce o Calling card o sus discos con Taste como su homónimo u On the boards. En su vertiente acústica también era un maestro, en particular, me encanta el recopilatorio Wheel within wheels.
De él me quedo con 2 anécdotas. En sus inicios, quería comprarle un dobro de segunda mano a una señora, pero le pedía 100 libras que él no tenía. Al final, hablándole con ese acento irlandés suyo, con esa forma de redondear las vocales, se le ablandó el corazón a la señora y se lo vendió por 20.
En la segunda, iba a grabar con Muddy Waters, pero había terminado un concierto tarde y no llegó a tiempo de coger el avión. Al final, le estaba esperando Muddy con una botella de champán diciéndole que todo estaba bien. Le encantaba oír a Muddy decir eso de: "Hijo, si no vas a la iglesia, no puedes tocar blues".
Con músicos como él, la verdad es que te da que pensar que, quizás haya un Dios al que agradecerle que una vez pusiera en el mundo a alguien así.
Lo tenía todo, muy buenos temas y una forma de tocar de otro mundo, pero no tuvo la suerte de otros, aunque cualquier buen aficionado al blues lo conozca.
Nos dejó a mitad de los 90 y nos quedan discos de cabecera como su magistral directo Irish Tour 74, sus discos de estudio Deuce o Calling card o sus discos con Taste como su homónimo u On the boards. En su vertiente acústica también era un maestro, en particular, me encanta el recopilatorio Wheel within wheels.
De él me quedo con 2 anécdotas. En sus inicios, quería comprarle un dobro de segunda mano a una señora, pero le pedía 100 libras que él no tenía. Al final, hablándole con ese acento irlandés suyo, con esa forma de redondear las vocales, se le ablandó el corazón a la señora y se lo vendió por 20.
En la segunda, iba a grabar con Muddy Waters, pero había terminado un concierto tarde y no llegó a tiempo de coger el avión. Al final, le estaba esperando Muddy con una botella de champán diciéndole que todo estaba bien. Le encantaba oír a Muddy decir eso de: "Hijo, si no vas a la iglesia, no puedes tocar blues".
Con músicos como él, la verdad es que te da que pensar que, quizás haya un Dios al que agradecerle que una vez pusiera en el mundo a alguien así.
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