martes, 26 de julio de 2011

Resumen Festival de la Guitarra de Córdoba 2011

Bueno pues ahí va lo que han dado de sí los conciertos a los que he ido este año...

Jueves 7 de julio.

- Manuel Barrueco. El antiguo cine Góngora ha pasado a ser el Teatro Góngora. A la parte del escenario se puede acceder por escaleras, ascensor o escaleras mecánicas, con una decoración que parece de una navidad minimalista. En lo que es el escenario en sí, no está mal, pero me parece muy pelado todo y salí con la duda de si estaba aún por terminar o es que es así de moderno.

En cuanto a la actuación se puede dividir en una primera parte interesante con obras de Manuel M. Ponce y Ástor Piazzolla y una segunda parte donde más de uno mirábamos hacia atrás por los resoplidos de alguien que dormía a pierna suelta. Roberto Sierra será un gran compositor muy reconocido mundialmente y tal, pero la sonata para guitarra que tocó de él es sólo apta por los muy fans de la música contemporánea y con eso ya sabe más de uno a lo que me refiero...

Después pasó a tocar un Capricho árabe de Tárrega impecable, al que siguieron la Serenata andaluza y Danza Española. Como bis, tocó Rumores de la caleta de Albéniz y El ratón y así, sí que nos pudimos ir felices a casa.

- Andrés Calamaro. Al final me decidí y fui. Las partes en que me conocía las canciones lo pasé bien, en las demás me aburrí bastante. Muy buena banda la que le acompaña. No sabía que hubiera cholulismo fuera de Argentina pero vi muestras de ello. La verdad es que soy más de Rot que de Calamaro.

Viernes 8 de julio.

- Lee Ritenour. Había oído hablar de él como músico de sesión todoterreno y tal, pero nunca había escuchado nada de él en serio y salí con la sensación de haber visto uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida. Ideas muy buenas, una forma de articular el fraseo preciosa, recursos técnicos y melódicos a mansalva, en fin, todo aquello que para mí diferencia un GUITARRISTA de un señor que toca la guitarra.

Le acompañaban monstruos como Dave Grusin a los teclados, Melvin Davis, excepcional bajista con un sentido del humor increíble, aún recuerdo ese solo de bajo con talk-box a la vez que cantaba haciendo scat y por último, el mejor batería que he visto jamás en directo, Sonny Emory, un señor con un groove y un tempo impecable e implacable.

Acabaron con un "Get up, stand up" de Marley realmente bonito y cachondón. Si tenéis la oportunidad de verles, no os lo perdáis a menos que hayáis quedado con la Bellucci o algo así.



- Pablo Milanés. Hay canciones de este señor que me encantan, pero me pasa como con el ska o el reggae, 4 o 5 canciones son suficientes. El concierto estuvo muy bien, aunque tras varias canciones era como si hubiera escuchado el Ave María de Schubert varias veces. Muchas canciones de amor y ninguna de crítica política con la que está cayendo. Tampoco cogió la guitarra en todo el concierto y cuando la cogió para tocar Yolanda estaba desafinada, intentó afinarla mientras cantaba pero, a los pocos segundos se la pasó a un pipa para que se la llevara.

Eso sí, canciones como "Para vivir" puso a la Axerquía boca abajo y a mí me tocó luego con "El breve espacio en que no estás", pausada y rotunda, mejorando con mucho la versión apresurada original. Pablo siempre vuelve a poner en el mapa la palabra "ternura", quizás la que más me gusta del diccionario.

Lunes 11 de julio.

- Clayton-Hamilton Jazz Orchestra con John Pizzarelli. Una alegría para los oídos escuchar a toda una big band tocando grandes temas sin caer en los standards más trillados, bueno sí, tocaron Under my skin, pero en un homenaje a Sinatra alguna así tenía que caer.

Hubo 2 partes en el concierto. En la primera tocando sólo la orquesta donde para mí destacó un momento en que tras una magnífica intro de contrabajo tocado con arco por parte del director de la orquesta, John Clayton, le siguió Jeff Clayton al saxofón, tocando como si fuera a coger en brazos a su hijo por primera vez o algo así, me dejó hecho polvo esa manera de tocar. Sensacional. El tema lo presentaron como Emily de Johnny Mandel y Johnny Mercer.

Luego llegó John Pizzarelli y la armó en grande. Guitarrista con un swing increíble, cantante con estilo, dió toda una lección de clase y buen hacer. A destacar los dos temas que tocó con el guitarrista de la big band que tampoco era manco.

Fraseos relámpago cantados a la vez en plan scat, sin perder una nota ni desafinar. Bestial.



Martes 12 de julio.

- Luis Pastor con la Orquesta de Córdoba dirigida por Leonardo Martínez Cayuelas. Conjunto de canciones basadas en poemas de José Saramago. La mayoría leídas en español al principio y cantadas en portugués a excepción de un par de ellas. El resultado realmente me encantó aunque su señora esposa, que le acompañaba bien a la voz, no cantara muy allá en un tema que dejó que cantara sola.

Por último cantó algún tema propio como Ángel caído, hizo un recitado sobre dónde estarán los cantautores realmente bien hilvanado y acabó con lo mejor, Mariposa de noviembre cantándola a capella y dándose palmadas en el pecho a manera de percusión. "La voz de mi corazón es un pájaro que canta, gorrión del pueblo cantor, como fue Violeta Parra".

Miércoles 13 de julio.

Kazuhito Yamashita Family Quintet. "Las mil y una noches".

Este señor es una leyenda en Japón, más de 80 discos grabados, una técnica impresionante y una descendencia que sigue sus pasos. Empezó curiosamente con el Capricho árabe que ya había oído a Barrueco días antes. Lectura totalmente distinta de este clásico, curiosa pero mucho más fría y mira que es bonita esta pieza. Siguió con un arreglo sobre una pieza de Borodin y luego una composición de su señora, Keiko Fujiie. Ahí empecé a verle las orejas al lobo.

Música disonante, polirrítmica, que evocaba una sensación para mí verdaderamente asfixiante. Le siguió una pieza de Scherezade de Rimsky-Korsakov que fue un bálsamo después de lo anterior.

Después subió al escenario su hijo Terukaku y tocó un extracto de Simbad de Carlo Domeniconi que se me hizo bastante cuesta arriba. Como guinda acabó la familia al completo subida al escenario tocando otra pieza de su señora esposa. No me fui porque hubiese tenido que hacer levantar a bastante gente. Salí del concierto sintiéndome como se tendría que sentir Norman Bates en pleno julio después de haberse comido una tortilla de polvorones: saturado, violento y muuuy cansado.



Jueves 14 de julio.

- John McLaughlin and the 4th dimension. Buen concierto el de este señor. No es una música de fácil digestión, pero su originalidad, su técnica y su expresividad en ciertos momentos, me gustaron mucho. Grandes músicos los que les acompañan, un brillante teclista y a ratos batería, Gary Husband, un monstruo de las 4 cuerdas llamado Etienne M'Bappe (tocaba con guantes) y el batería Mark Mondesir.

Destacables fueron para mí, Raju, The fine line, Discovery y sobre todo, recordando viejos tiempos, una versión grandiosa de The unknown dissident. Ecos de John Coltrane por todas partes.

Viernes 15 de julio.

- Ariel Rot. Y fuimos a ver a este dandy del rock, acompañado tan sólo de un teclado y guitarras: una acústica, una Gibson SG y una Gretsch. Temas de su último disco y repaso a temas más antiguos de discos como Lo siento, Frank y Cenizas en el aire y éxitos de Tequila o Los Rodríguez.

Con buen dominio de la escena, fue desgranando temazos adaptados al formato en solitario como Vals de los recuerdos, Te busqué, Pólvora mojada, Manos expertas, Eche 20 centavos en la ranura, Confesiones de un comedor de pizza o Milonga del marinero y el capitán.

A nadie le resulta nuevo lo bien que se acompaña este señor a la guitarra, pero cuando se trata de tocar el teclado es realmente bueno, para mí fue una agradable sorpresa. Entre algunos temas fue intercalando comentarios diversos sobre temas como Sergio Makaroff, los inconvenientes de las groupies o el hacerse viejo.

Cuando 2 horas pasan tan rápido es porque algo se está haciendo realmente bien.

Sábado 16 de julio.

- ZZ Top. Fin de fiesta a lo grande. Puntuales comenzaron los tejanos con Got me under pressure, seguidas de Waitin' for the bus y Jesus just left Chicago. Pantalla gigante atrás del escenario, sonido contundente y con VOLUMEN ALTO, cosa que se echaba de menos en sitios como el Azkena en el escenario principal. Cayeron versiones como Future blues y Hey Joe que condujeron a la gloria final con Gimme all your lovin', Sharp dressed man, Legs, La Grange y Tush.

El concierto se nos hizo corto, alrededor de hora y media, pero no dejaron títere con cabeza. Impresionantes.



Bueno, pues esto fue todo que no es poco. Para mí, premio ex-aequo a ZZ Top y Lee Ritenour.

lunes, 13 de junio de 2011

Aquellos que esperan

A veces, el que no llora, no es el que menos siente. A veces, el que no llora, sabe que es tan sólo cuestión de tiempo encontrarse con aquellos que esperan.

lunes, 7 de febrero de 2011

Silbando que es gerundio

Dice Zakk Wylde que los punteos memorables son aquellos que se pueden silbar. Y lleva razón aunque no haya Dios que pueda silbar sus punteos.

Llega un punto en que aunque hace tiempo que hayas salido de las dichosas cajas al puntear, te encuentras atascado tocando cosas que pueden ser efectivas de cara a la peña pero de las que estás harto.

Pues silbar es un buen remedio contra esto. Muchas veces me da por improvisar silbando sobre una canción de la radio y me encuentro con ideas o frases que son buenas y que no toco cuando tengo la guitarra, ¿por qué? Porque las olvido.

Solución: últimamente le silbo al móvil en modo grabadora de sonidos y así no se me van las ideas. No os podéis imaginar la cara de una señora el otro día cuando me vio bajarme de la bici y me puse a silbarle al móvil un punteo como un loro psicótico. Pero bueno, eso también es rocanrol.

Luego cuando escuchas lo que has grabado tienes una sensación extraña, porque profundizas en la música que tienes en la cabeza y no en los dedos. Buena manera de ganar afinidad después con la guitarra.

Ahí va una canción cuyo poder reside en: letras intrigantes sobre un ritmo reggae y guitarras de rock setenteras con un mano a mano de punteos y fraseos armonizados que todo el mundo puede silbar.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lo nuevo de Guadalupe Plata

Si hay un disco que esperaba que saliera desde hace tiempo, ese el nuevo trabajo de Guadalupe Plata. Un larga duración que suena a "podrío" y "chatarra" en el mejor sentido de la palabra, como me comentaba Pedro de Dios, guitarra y cantante, en una ocasión.


En este trabajo se aprecia un sonido más orgánico y añejo, donde encontramos una guitarra curtida y baqueteada que aulla y se desliza bajo el groove impecable y en constante cambio de Jimena y el bajo-barreño fluido y lleno de inventiva de Paco Luis Martos.


En una entrevista en el Bluescazorla (a partir del minuto 7 y pico), nos contaban que la historia del blues es como un embudo donde, cuanto más atrás buscas, más libre y más suelto se hace todo y este es el ambiente que se respira por los cuatro costados o, mejor dicho, las 2 caras de este disco.


La honestidad en lo que hacen y la búsqueda de raíces para crear atmósfera son para mí lo que define a este grupo. Una búsqueda que no cae en el purismo, sino en "tan sólo tocar los blues de hoy en día", como diría Hendrix, sin perder de vista de dónde proceden.


Ellos vienen, como ya han dicho, no del algodón, sino del olivo y la alcaparra, ingredientes que junto a la piedra, el cementerio, el pantano, el demonio y el halo protector de su Santa Patrona, forman un combinado perfecto de efecto hipnótico y boogiezante (valga el palabro) que te agarra del cuello como una vampiresa-mujer.


Pero bueno, dejémonos de literatura y pasemos a ver los temas del disco:


1.- Serpiente negra. Tema con intro tranquila para dar paso a un puente demoledor con un slide desquiciado, perfecto para una escena de Tarantino. ¿Algo que ver con la película El lamento de la serpiente negra?.


2.- Lorena. Destinada a ser un clásico en su repertorio en directo. Atención a ese bajo que salta en la parte del punteo y ese charles que silba y corta el aire como un hacha.


3.- Estoy roto. Un riff arrastrado y perezoso, laid-back que dirían los americanos, que vertebra la canción. Parada a la mitad de la canción con varios fraseos y unos baquetazos que en directo suenan a martillo claveteando un ataúd. Después llega un crescendo que desemboca en un punteo lleno de mala leche. Me encanta.


4.- Pollo podrío. Y canasta de 3 puntos tras llevarlo por fuera de la ventanilla del coche. Huesos quemando y sonrisa en la cara. ¡Viva el psychobilly!


5.- Gatito. Festival de slide con licks frenéticos en plan pregunta y respuesta a lo Johnny Winter. Todo un himno para la banda de los Piolines del infierno.


6.- El tigre y la hiedra. Bajo este título que bien pudiera ser el de un cuento oriental, encontramos un instrumental con guitarra acústica y teclado en plan el circo de lo extraño visita tu ciudad. Me provoca la misma sensación que la música de introducción de El hombre que era la muerte de Historias de la Cripta.


7.- Esqueleto. Fue escucharlo y acordarme de Link Wray, así que todo bien.


8.- Como una serpiente. Tema que en directo provoca tortícolis, torceduras de tobillo y erosiones en la uña del dedo gordo del pie, debido a que todo el mundo siente la necesidad de bailar como si tuviera un incendio dentro de los zapatos.


9.- Veneno. Ritmo de 6/8 a lo How many more times que bebe directamente de How many more years de Howlin' Wolf. Uno de los temas que más repito cuando pongo el disco. Veneno verde: ¿María? ¿Jagermeister? ¿Licor de hierbas? ¿Licor del Polo, quizás?


10.- Boogie de la muerte a.k.a. Pobre Marie. En particular, me encanta el punteo donde la guitarra tartamudea, el slide se desmadra y todo encaja a la perfección. Un gran tema.


11.- Rai. Homenaje a Ry Cooder. Carretera y manta, océanos de asfalto, gasolineras fantasma y desiertos eternos donde reina el lagarto y la chumbera. Instrumental con mucho carácter y sentimiento.


12.- Satánica. Riff a lo Rollin' & tumblin' con mensajes crípticos. Informaremos sobre el asunto.


13.- Habichuelas del oeste. Mi tema favorito del disco. Título épico a lo Sergio Leone para un instrumental más serio que un ataque al corazón y que pesa como una maldición del Antiguo Testamento sobre aquel que lo escucha. En directo provoca un efecto catártico por el contraste que supone respecto al resto de repertorio.


Tensión contenida, arpegios disonantes, siniestros armónicos naturales a lo Dazed and confused y un rasgueo frenético casi al final de la canción, en plan Dirty pool de SRV o Blues for Al and Peggy de Mike Morgan and The Crawl realmente matador. Sencillamente magistral.


En su myspace se puede escuchar online o descargar en varios formatos a través de bandcamp. También está disponible en Spotify . El LP se puede conseguir en Andalucía en Subterránea Cómics o se puede reservar a través de Folc Records.