Esta semana han sacado disco nuevo Los Suaves. Para mí tocaron techo con Malas noticias y Santa Compaña, ahora Yosi recita más que canta y cansa bastante, pero ha sido llegar este martes y comprarme su disco y una entrada para verlos en la Industrial Copera en Granada el 27 de marzo en Granada.
Y es que en sus buenos momentos, Yosi es capaz de invocar a Cunqueiro a ritmo de ese rocanrol que huele a licor de café en esos pubs de piedra que te dejan encantado de la vida por esos lares.
Antes de sentir el viento a los piés de la Torre de Hércules, de ver la catedral de Santiago flotar en niebla por la noche, de empaparme en vino en Os Caneiros en Betanzos, de ver el conjuro de la queimada en Monforte o de beber palanganas en los pubs de Sada hasta verlos pexados, conocí a Galicia a través de Los Suaves.
Recuerdo que en la mili uno de la provincia de La Coruña me vió una cinta de Los Suaves (sí, una cinta, era el 97) y me dijo: "¿Te gustan Los Suaves?" y yo le respondí: "Joder con los gallegos estos, hacen que te alegres de sentirte triste, son como un puto blues". Y él me respondió: "No tienes ni idea, qué blues ni ostias, son como la saudade y para grupo los Heredeiros da Crus". Y desde ese momento fue como mi hermano.
Llegaron las navidades y había dos turnos de vacaciones y me dijo: "Si estos jambos no me dejan estar en Nochebuena en mi casa, te juro por Pablo Iglesias, que no vuelvo".
Yo me reí porque no había oído nunca jurar por Pablo Iglesias y le dije: "Te comprendo, pero no hay Dios que te entienda" y se despidió diciendo que hacía tiempo que no oía algo tan gallego, ya fuera allí o en su tierra.
Pasaron las fiestas y no volvió. Pero en un mes de marzo, me tocó cabo cuartel y le vi volver, de madrugada, detenido, con más pelo que los Jackson Five y con una cinta asomando de la mochila. Esa cinta era Ese día piensa en mí.
Lo miré y él al darse cuenta me dijo: "Buen grupo, ¿eh?" y yo le contesté: "No tienes ni puta idea, los buenos son Heredeiros".
Cuando me licencié, él se licenció también, porque aunque juraba por Pablo Iglesias, su abuelo había sido un pez gordo en la lucha contra el cinturón de hierro de Bilbao en la guerra civil, cosas de la vida.
Los franceses dicen que los que van al norte lloran 2 veces: cuando van y cuando se tienen que volver. En el caso de Galicia no es así, porque cuando te vas de allí, sonríes para tus adentros pensando en el momento en que acabarás volviendo sin remedio a esa tierra con corazón de niebla, carballeira y mar donde se acababa la tierra.