Dice Zakk Wylde que los punteos memorables son aquellos que se pueden silbar. Y lleva razón aunque no haya Dios que pueda silbar sus punteos.
Llega un punto en que aunque hace tiempo que hayas salido de las dichosas cajas al puntear, te encuentras atascado tocando cosas que pueden ser efectivas de cara a la peña pero de las que estás harto.
Pues silbar es un buen remedio contra esto. Muchas veces me da por improvisar silbando sobre una canción de la radio y me encuentro con ideas o frases que son buenas y que no toco cuando tengo la guitarra, ¿por qué? Porque las olvido.
Solución: últimamente le silbo al móvil en modo grabadora de sonidos y así no se me van las ideas. No os podéis imaginar la cara de una señora el otro día cuando me vio bajarme de la bici y me puse a silbarle al móvil un punteo como un loro psicótico. Pero bueno, eso también es rocanrol.
Luego cuando escuchas lo que has grabado tienes una sensación extraña, porque profundizas en la música que tienes en la cabeza y no en los dedos. Buena manera de ganar afinidad después con la guitarra.
Ahí va una canción cuyo poder reside en: letras intrigantes sobre un ritmo reggae y guitarras de rock setenteras con un mano a mano de punteos y fraseos armonizados que todo el mundo puede silbar.
Llega un punto en que aunque hace tiempo que hayas salido de las dichosas cajas al puntear, te encuentras atascado tocando cosas que pueden ser efectivas de cara a la peña pero de las que estás harto.
Pues silbar es un buen remedio contra esto. Muchas veces me da por improvisar silbando sobre una canción de la radio y me encuentro con ideas o frases que son buenas y que no toco cuando tengo la guitarra, ¿por qué? Porque las olvido.
Solución: últimamente le silbo al móvil en modo grabadora de sonidos y así no se me van las ideas. No os podéis imaginar la cara de una señora el otro día cuando me vio bajarme de la bici y me puse a silbarle al móvil un punteo como un loro psicótico. Pero bueno, eso también es rocanrol.
Luego cuando escuchas lo que has grabado tienes una sensación extraña, porque profundizas en la música que tienes en la cabeza y no en los dedos. Buena manera de ganar afinidad después con la guitarra.
Ahí va una canción cuyo poder reside en: letras intrigantes sobre un ritmo reggae y guitarras de rock setenteras con un mano a mano de punteos y fraseos armonizados que todo el mundo puede silbar.
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