Dice Zakk Wylde que los punteos memorables son aquellos que se pueden silbar. Y lleva razón aunque no haya Dios que pueda silbar sus punteos.
Llega un punto en que aunque hace tiempo que hayas salido de las dichosas cajas al puntear, te encuentras atascado tocando cosas que pueden ser efectivas de cara a la peña pero de las que estás harto.
Pues silbar es un buen remedio contra esto. Muchas veces me da por improvisar silbando sobre una canción de la radio y me encuentro con ideas o frases que son buenas y que no toco cuando tengo la guitarra, ¿por qué? Porque las olvido.
Solución: últimamente le silbo al móvil en modo grabadora de sonidos y así no se me van las ideas. No os podéis imaginar la cara de una señora el otro día cuando me vio bajarme de la bici y me puse a silbarle al móvil un punteo como un loro psicótico. Pero bueno, eso también es rocanrol.
Luego cuando escuchas lo que has grabado tienes una sensación extraña, porque profundizas en la música que tienes en la cabeza y no en los dedos. Buena manera de ganar afinidad después con la guitarra.
Ahí va una canción cuyo poder reside en: letras intrigantes sobre un ritmo reggae y guitarras de rock setenteras con un mano a mano de punteos y fraseos armonizados que todo el mundo puede silbar.
Si hay un disco que esperaba que saliera desde hace tiempo, ese el nuevo trabajo de Guadalupe Plata. Un larga duración que suena a "podrío" y "chatarra" en el mejor sentido de la palabra, como me comentaba Pedro de Dios, guitarra y cantante, en una ocasión.
En este trabajo se aprecia un sonido más orgánico y añejo, donde encontramos una guitarra curtida y baqueteada que aulla y se desliza bajo el groove impecable y en constante cambio de Jimena y el bajo-barreño fluido y lleno de inventiva de Paco Luis Martos.
En una entrevista en el Bluescazorla (a partir del minuto 7 y pico), nos contaban que la historia del blues es como un embudo donde, cuanto más atrás buscas, más libre y más suelto se hace todo y este es el ambiente que se respira por los cuatro costados o, mejor dicho, las 2 caras de este disco.
La honestidad en lo que hacen y la búsqueda de raíces para crear atmósfera son para mí lo que define a este grupo. Una búsqueda que no cae en el purismo, sino en "tan sólo tocar los blues de hoy en día", como diría Hendrix, sin perder de vista de dónde proceden.
Ellos vienen, como ya han dicho, no del algodón, sino del olivo y la alcaparra, ingredientes que junto a la piedra, el cementerio, el pantano, el demonio y el halo protector de su Santa Patrona, forman un combinado perfecto de efecto hipnótico y boogiezante (valga el palabro) que te agarra del cuello como una vampiresa-mujer.
Pero bueno, dejémonos de literatura y pasemos a ver los temas del disco:
1.- Serpiente negra. Tema con intro tranquila para dar paso a un puente demoledor con un slide desquiciado, perfecto para una escena de Tarantino. ¿Algo que ver con la película El lamento de la serpiente negra?.
2.- Lorena. Destinada a ser un clásico en su repertorio en directo. Atención a ese bajo que salta en la parte del punteo y ese charles que silba y corta el aire como un hacha.
3.- Estoy roto. Un riff arrastrado y perezoso, laid-back que dirían los americanos, que vertebra la canción. Parada a la mitad de la canción con varios fraseos y unos baquetazos que en directo suenan a martillo claveteando un ataúd. Después llega un crescendo que desemboca en un punteo lleno de mala leche. Me encanta.
4.- Pollo podrío. Y canasta de 3 puntos tras llevarlo por fuera de la ventanilla del coche. Huesos quemando y sonrisa en la cara. ¡Viva el psychobilly!
5.- Gatito. Festival de slide con licks frenéticos en plan pregunta y respuesta a lo Johnny Winter. Todo un himno para la banda de los Piolines del infierno.
6.- El tigre y la hiedra. Bajo este título que bien pudiera ser el de un cuento oriental, encontramos un instrumental con guitarra acústica y teclado en plan el circo de lo extraño visita tu ciudad. Me provoca la misma sensación que la música de introducción de El hombre que era la muerte de Historias de la Cripta.
7.- Esqueleto. Fue escucharlo y acordarme de Link Wray, así que todo bien.
8.- Como una serpiente. Tema que en directo provoca tortícolis, torceduras de tobillo y erosiones en la uña del dedo gordo del pie, debido a que todo el mundo siente la necesidad de bailar como si tuviera un incendio dentro de los zapatos.
9.- Veneno. Ritmo de 6/8 a lo How many more times que bebe directamente de How many more years de Howlin' Wolf. Uno de los temas que más repito cuando pongo el disco. Veneno verde: ¿María? ¿Jagermeister? ¿Licor de hierbas? ¿Licor del Polo, quizás?
10.- Boogie de la muerte a.k.a. Pobre Marie. En particular, me encanta el punteo donde la guitarra tartamudea, el slide se desmadra y todo encaja a la perfección. Un gran tema.
11.- Rai. Homenaje a Ry Cooder. Carretera y manta, océanos de asfalto, gasolineras fantasma y desiertos eternos donde reina el lagarto y la chumbera. Instrumental con mucho carácter y sentimiento.
12.- Satánica. Riff a lo Rollin' & tumblin' con mensajes crípticos. Informaremos sobre el asunto.
13.- Habichuelas del oeste. Mi tema favorito del disco. Título épico a lo Sergio Leone para un instrumental más serio que un ataque al corazón y que pesa como una maldición del Antiguo Testamento sobre aquel que lo escucha. En directo provoca un efecto catártico por el contraste que supone respecto al resto de repertorio.
Tensión contenida, arpegios disonantes, siniestros armónicos naturales a lo Dazed and confused y un rasgueo frenético casi al final de la canción, en plan Dirty pool de SRV o Blues for Al and Peggy de Mike Morgan and The Crawl realmente matador. Sencillamente magistral.
En su myspace se puede escuchar online o descargar en varios formatos a través de bandcamp. También está disponible en Spotify. El LP se puede conseguir en Andalucía en Subterránea Cómics o se puede reservar a través de Folc Records.