Jueves 7 de julio.
En cuanto a la actuación se puede dividir en una primera parte interesante con obras de Manuel M. Ponce y Ástor Piazzolla y una segunda parte donde más de uno mirábamos hacia atrás por los resoplidos de alguien que dormía a pierna suelta. Roberto Sierra será un gran compositor muy reconocido mundialmente y tal, pero la sonata para guitarra que tocó de él es sólo apta por los muy fans de la música contemporánea y con eso ya sabe más de uno a lo que me refiero...
Después pasó a tocar un Capricho árabe de Tárrega impecable, al que siguieron la Serenata andaluza y Danza Española. Como bis, tocó Rumores de la caleta de Albéniz y El ratón y así, sí que nos pudimos ir felices a casa.
- Andrés Calamaro. Al final me decidí y fui. Las partes en que me conocía las canciones lo pasé bien, en las demás me aburrí bastante. Muy buena banda la que le acompaña. No sabía que hubiera cholulismo fuera de Argentina pero vi muestras de ello. La verdad es que soy más de Rot que de Calamaro.
Viernes 8 de julio.
Le acompañaban monstruos como Dave Grusin a los teclados, Melvin Davis, excepcional bajista con un sentido del humor increíble, aún recuerdo ese solo de bajo con talk-box a la vez que cantaba haciendo scat y por último, el mejor batería que he visto jamás en directo, Sonny Emory, un señor con un groove y un tempo impecable e implacable.
Acabaron con un "Get up, stand up" de Marley realmente bonito y cachondón. Si tenéis la oportunidad de verles, no os lo perdáis a menos que hayáis quedado con la Bellucci o algo así.
Eso sí, canciones como "Para vivir" puso a la Axerquía boca abajo y a mí me tocó luego con "El breve espacio en que no estás", pausada y rotunda, mejorando con mucho la versión apresurada original. Pablo siempre vuelve a poner en el mapa la palabra "ternura", quizás la que más me gusta del diccionario.
Lunes 11 de julio.
Hubo 2 partes en el concierto. En la primera tocando sólo la orquesta donde para mí destacó un momento en que tras una magnífica intro de contrabajo tocado con arco por parte del director de la orquesta, John Clayton, le siguió Jeff Clayton al saxofón, tocando como si fuera a coger en brazos a su hijo por primera vez o algo así, me dejó hecho polvo esa manera de tocar. Sensacional. El tema lo presentaron como Emily de Johnny Mandel y Johnny Mercer.
Luego llegó John Pizzarelli y la armó en grande. Guitarrista con un swing increíble, cantante con estilo, dió toda una lección de clase y buen hacer. A destacar los dos temas que tocó con el guitarrista de la big band que tampoco era manco.
Fraseos relámpago cantados a la vez en plan scat, sin perder una nota ni desafinar. Bestial.
Martes 12 de julio.
Por último cantó algún tema propio como Ángel caído, hizo un recitado sobre dónde estarán los cantautores realmente bien hilvanado y acabó con lo mejor, Mariposa de noviembre cantándola a capella y dándose palmadas en el pecho a manera de percusión. "La voz de mi corazón es un pájaro que canta, gorrión del pueblo cantor, como fue Violeta Parra".
Miércoles 13 de julio.
Este señor es una leyenda en Japón, más de 80 discos grabados, una técnica impresionante y una descendencia que sigue sus pasos. Empezó curiosamente con el Capricho árabe que ya había oído a Barrueco días antes. Lectura totalmente distinta de este clásico, curiosa pero mucho más fría y mira que es bonita esta pieza. Siguió con un arreglo sobre una pieza de Borodin y luego una composición de su señora, Keiko Fujiie. Ahí empecé a verle las orejas al lobo.
Música disonante, polirrítmica, que evocaba una sensación para mí verdaderamente asfixiante. Le siguió una pieza de Scherezade de Rimsky-Korsakov que fue un bálsamo después de lo anterior.
Después subió al escenario su hijo Terukaku y tocó un extracto de Simbad de Carlo Domeniconi que se me hizo bastante cuesta arriba. Como guinda acabó la familia al completo subida al escenario tocando otra pieza de su señora esposa. No me fui porque hubiese tenido que hacer levantar a bastante gente. Salí del concierto sintiéndome como se tendría que sentir Norman Bates en pleno julio después de haberse comido una tortilla de polvorones: saturado, violento y muuuy cansado.
Jueves 14 de julio.
Destacables fueron para mí, Raju, The fine line, Discovery y sobre todo, recordando viejos tiempos, una versión grandiosa de The unknown dissident. Ecos de John Coltrane por todas partes.
Viernes 15 de julio.
Con buen dominio de la escena, fue desgranando temazos adaptados al formato en solitario como Vals de los recuerdos, Te busqué, Pólvora mojada, Manos expertas, Eche 20 centavos en la ranura, Confesiones de un comedor de pizza o Milonga del marinero y el capitán.
A nadie le resulta nuevo lo bien que se acompaña este señor a la guitarra, pero cuando se trata de tocar el teclado es realmente bueno, para mí fue una agradable sorpresa. Entre algunos temas fue intercalando comentarios diversos sobre temas como Sergio Makaroff, los inconvenientes de las groupies o el hacerse viejo.
Cuando 2 horas pasan tan rápido es porque algo se está haciendo realmente bien.
Sábado 16 de julio.
El concierto se nos hizo corto, alrededor de hora y media, pero no dejaron títere con cabeza. Impresionantes.